El pobre cliente no sabe dónde se ha metido. Iván lo recibe con los brazos abiertos. Éste le pregunta por el suelo. ¡No sabe lo que hace! Consigue desatar los más oscuros sentimientos del (o de la, no lo sé bien) vendedor/ora. Al final resultó ser de parqué.
Después, dejando aflorar (uy, qué culta me he vuelto de repente) su instinto más rácano, le indicó al cliente que, si no había algún mueble que quería, que se lo comprara él, que para eso los vendían.
Y si no, cuando le dijo que no había nevera. A nuestr@ vendedor/ora le entró el momento maternal y puso a dieta al cliente. Se nota que comenzaba a haber amor entre los dos.
Ya al final no se pudieron contener. Desataron todo su amor sobre la mesita.. Sí, encima del cactus. Así, de paso, se hicieron acupuntura.
Bueno, queridos amigos. Esta también es la última edición de Secretos de Iván. Ahora ya no los quiere dar gratis, los venderá en algún programa de humor.




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